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Angustia y saber

La angustia, afecto penoso y difícil de soportar, se comporta como algo súbito e inquietante que conmueve la economía subjetiva. Según el margen de tolerancia de cada quien puede transitarse a duras penas para extraer de ello un saber o evadirla anestesiándola por la vía farmacológica, puede dejarnos paralizados o empujarnos a la dimensión del acto.

Hay algo opaco en ella, una presencia que escapa a lo simbólico, un resto irrepresentable hecho de goce pulsional, aquel que proviene del propio cuerpo. La angustia como signo de lo real, opera traduciendo y señalando la confrontación del sujeto con lo real sombrío del goce, con aquello más inefable que habita al sujeto en su extimidad.

En sus entrañas alberga una certeza que funciona por fuera de la significación, al modo de un enigma en la cadena significante en la que el sujeto busca su ser. Se trata pues de una certeza referida a lo real que se presenta por la vía del sufrimiento; un signo que lo real le emite al sujeto. Es por ello que la angustia no es en sí misma un mensaje, no se dirige al Otro, sino al propio sujeto, concerniéndolo e interpelándolo.

Se trata de un afecto que no engaña respecto de lo real, que no se encuentra reprimido ni es inconsciente y que esencialmente demuestra lo que sucede cuando en la dimensión del significante aparece lo más cercano y lo más extraño a su vez: el objeto.

Pese a que la angustia es un afecto presente e inevitablemente reconocido en el ser hablante desde siempre, el modo en que la civilización la ha concebido y le ha otorgado un tratamiento, es decir, “las amarras de la angustia”, según la expresión de Lacan, han ido mutando históricamente.

Desde sus albores, el psicoanálisis le otorga un lugar privilegiado, esencial en la medida en que la angustia se concibe como la vía regia a través de la cual el sujeto puede acercarse y capturar algo acerca de su deseo y de su ser de goce.

Muy al contrario, desde otros discursos y abordajes que anulan, o más bien, forcluyen la dimensión del sujeto y la pregunta por la causa del malestar, la angustia posee para ellos una connotación negativa y no se busca otra cosa que erradicarla inmediatamente por la vía del fármaco y la sugestión.

En la experiencia analítica se tratará de desangustiar claro que sí, pero tomando la angustia como vía privilegiada en dirección a extraer un saber singularísimo sobre aquello que le concierne al sujeto en semejante certeza dolorosa e inefable. Es que la angustia no engaña y representa el costo a asumir para acceder a un saber imposible de hallar exclusivamente por la vía del significante, de los semblantes. Es decir que desangustiar en este sentido le permite al sujeto aprehender un saber sobre su ser de goce, un goce que así logra ser cernido.

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De Maria Sette

Psicóloga General Sanitaria. Psicoanalista.

María Sette es Psicóloga General Sanitaria con más de 18 años de experiencia en el ámbito de la Salud Mental.
Obtuvo su Licenciatura en Psicología en Argentina, continuando sus estudios de Máster en España.

Su trayectoria profesional se ha centrado en el trabajo psicoterapéutico con jóvenes y adultos, tanto en el ámbito público como en el sector privado, combinando una sólida formación académica con una profunda vocación y compromiso con el bienestar integral y el desarrollo personal de sus pacientes.

Habituada a trabajar en equipos interdisciplinarios, también se dedica a la investigación y formación continua, garantizando una atención individualizada que particulariza el tratamiento necesario para cada consulta.

A lo largo de su carrera, ha acompañado a numerosas personas en sus procesos de cambio y superación personal, abordando problemas como estados de ansiedad, estrés, fobias, procesos de duelo, depresión, dificultades vinculares, problemas sexuales, conflictos emocionales y crisis vitales.

Desde su enfoque terapéutico basado en el psicoanálisis, ofrece un recorrido de sesiones que apuntan a aliviar a las personas de su modo singular de sufrimiento, proponiendo la elaboración del malestar por la vía de la palabra y a través de una escucha analítica, neutral y cercana. De esta manera se apunta a transformar aquello que duele, lo que urge, lo difícil de soportar, en algo menos nocivo y llevadero, apelando a extraer de ello un saber que pueda convertirse en herramientas eficaces para una mejor calidad de vida.

Comprometida con el ofrecimiento de un espacio seguro y confidencial donde puedas exteriorizar y explorar tus emociones, conflictos, pensamientos y desafíos vitales, María te propone trabajar en alianza para que recuperes el bienestar y alcances una vida más plena y equilibrada.

Si deseas recibir atención psicológica especializada, ella está aquí para acompañarte.

CONSULTA PSICOLÓGICA:
- Psicoterapia individual y de pareja.
- Valoración, intervención psicológica, tratamiento y seguimiento de problemáticas como: estados de ansiedad, estrés, fobias, alteraciones del estado de ánimo, pérdidas significativas y procesos de duelo, depresión, dificultades en el entorno laboral y estudios, complicaciones en las relaciones interpersonales, problemas sexuales, conflictos emocionales, crisis vitales, trastornos de la imagen corporal y de la alimentación, conductas autodestructivas, adicciones, inhibiciones, dificultades en el control de los impulsos, efectos postraumáticos.
- Trabajo mancomunado con otros profesionales de la salud para una atención integral.